martes, 11 de septiembre de 2012



Chandra Moseley es una madre soltera que trabaja. Vive en Colorado y se asegura de mantener a su hija en contacto con una pequeña ciudad, llevándola cada semana a las Montañas Rocallosas. En este artículo se recoge su opinión.

Chandra Moseley
Mi hija, que ahora tiene 5 años, fue catalogada el año pasado como ‘superdotada’. Bueno, honestamente nunca comprendí correctamente lo que significa ser ‘superdotado’. Inocentemente creí que se trataba de que mi bebé era muy avanzada y muy inteligente.

Para aquellos de ustedes que realmente no sepan lo que significa ser superdotado, déjenme ayudarles a entender.

Los estudiantes superdotados son definidos por la Asociación Nacional de Niños Superdotados (NAGC por sus sigas en inglés) de Estados Unidos como aquellos niños que muestran excepcionales niveles de aptitudes y competencias en uno o más dominios.

La parte de la definición que falta —y que es muy importante de entender— son los problemas sociales y de comportamiento que conlleva el ser superdotado. Por ejemplo, mi hija Nya es perfeccionista. Se frustra con tan solo dibujar un poco fuera de los márgenes. También se pone nerviosa con ciertos tipos de ruidos fuertes, algún zumbido o el tirar de la cadena del baño e incluso se molesta debido a las costuras de sus calcetines. He tenido que voltear sus calcetines debido a que la costura que queda a la altura de sus dedos la irrita demasiado. Yo solía pensar que se trataba de una actitud quisquillosa nada más.

Me dí cuenta de la situación de Nya gracias a la reverendo Regina Groff, la ministro de la familia, quien se dio cuenta de la manera en la que Nya coloreaba cuando tenía 2 años. La reverendo Groff tiene niños dotados y supo reconocer la frustración de Nya cada vez que dibujaba fuera de los márgenes. Ese tipo de frustración y sobresalto es parte del perfeccionismo característico que implica el ser superdotado. 

Existen otras características de los superdotados que para muchos, incluida mi hija, son signos que los delatan: energía excesiva, curiosidad sin límites, que son emocionalmente avanzados, habilidades de lenguaje tempranas y avanzadas, o la necesidad de que todo sea perfecto. Los niños superdotados pueden tener supersensibilidades, y eso era lo que pasaba con mi hija y los ruidos fuertes y sus calcetines.

La reverendo Groff me sugirió llevar a que a Nya la examinaran y me recomendó una escuela preescolar pública para temprana edad que cuenta con un programa para niños superdotados. Sus hijos asistieron a esa misma escuela, y solo tenía cosas buenas que decir de ella. Estaba en el proceso de intentar encontrar, como lo hacen muchos padres, la ‘escuela preescolar perfecta’. Gracias a Dios hice caso de su consejo y busqué esa escuela en específico. Soy una firme creyente de que Dios manda a ciertas personas a cruzarse en nuestra vida para que nos guíen, nos inspiren y nos enseñen. La reverendo Groff me guió ese día hacia el lugar correcto en donde mi hija necesitaba estar, y Nya continúa guiándome hacia el lugar adecuado en donde debo estar.

Nya, que significa sueño cumplido, siempre ha sido increíblemente especial para mí. Fue un regalo desde el día en que nació. Nya es adoptada. Algunas veces tengo que recordarme a mí misma esta situación ya que no hay forma en que no fuera más parecida a mí.

Yo ya pensaba que su solo nacimiento se trataba de un milagroso evento, pero continúa produciendo milagros y enriquece mi vida a diario. No solamente me ha enseñado cómo se siente el amor incondicional, cómo se siente reír hasta que te duela la panza, cómo jugar como si fueras la persona más tonta que hay, sino también a estar increíblemente alerta de cada momento retador a los que te expone la vida, te enseña y te prepara para algo que está aún por venir.

Recuerdo el primer año de Nya en preescolar. Lo que podría haber sido una sesión de tareas de 10 minutos (así es, les dejan tareas en preescolar), se convirtió en una hora y media de borrar y reescribir cada palabra hasta que en su mente ya estaba perfecto. Déjenme decirles, hubo muchos lápices lanzados por la habitación (no por mí), colapsos y llantos (sí, algunos míos).

Lo que yo no alcanzaba a comprender en ese momento era su constante búsqueda por la perfección.

Su increíble maestra, Brenda Natt, me explicó que todo eso es parte de ser superdotado, y esa era la razón por la cual Natt corta todas las gomas de borrar que vienen con los lápices dentro de su salón. Ella comprende que sus alumnos luchan con el problema y que lo que ella busca es que ellos entiendan que está bien que algo no sea perfecto algunas veces.

Esa misma maestra me recomendó mucho el inscribir a Nya en una escuela para superdotados y evitar que se perdiera en los giros vacios que existen en los programas de las escuelas normales, no solo en la parte académica, sino también en la emocional. Mientras que sus coeficientes intelectuales son altos, tienen aspectos en su comportamiento que requiere de atención especial de parte de las maestras adecuadas que tengan el conocimiento adecuado para guiarlos.

Después de 4 años de preguntas, ¿cómo es que Nya podía ir de 0 a 10 por algo tan simple? ¿Cómo es que puede ser tan dulce, compasiva, y madura y de pronto perder completamente el control al no recordar las palabras adecuadas o un verso de una canción?, todo esto finalmente estaba teniendo sentido. Si tan solo hubiera sabido entonces lo que sé ahora.

Lo que he aprendido es a no interrumpir a Nya a la mitad de un proyecto o de una simple tarea sencilla mientras está realizándolo. Los niños superdotados no son todos iguales, todos tienen diferentes niveles de necesidades, algunos más que otros.

Ha sido fascinante y sorprendente el poder hablar con otras madres de su clase y comparar sus reacciones ante ciertas situaciones y ver que algunas veces son las mismas que las mías. Constantemente estoy aprendiendo e intentando adquirir conocimientos sobre cómo ayudar a Nya a ser esa persona que está destinada a ser, mientras que ella me ha ayudado a mí a ser la persona que ambas necesitamos que yo sea.

Una de las cosas más importantes que se han grabado en mi proceso de pensamiento es la noción de que simplemente no sabemos con qué tipo de cosas está lidiando nuestro hijo o qué tipo de situaciones deben enfrentar los padres. Muchos de nosotros hemos sido testigos de situaciones que se presentan en la tienda o en los restaurantes en donde un niño está incontrolable o simplemente teniendo un verdadero colapso y que rápidamente sacamos conclusiones sobre la actitud del padre.

“¡No saben cómo disciplinar a su hijo! ¡Ese niño es un completo malcriado!”, o incluso “¡Ese niño está totalmente fuera de control y sus padres no tienen idea de lo que están haciendo!”.

De lo que me he dado cuenta es que los padres están todos en el mismo equipo. Realmente desearía que empezáramos a criticarnos menos y nos escucháramos más, aprendiéramos, nos apoyáramos y nos diéramos fuerzas entre nosotros. Como mi ejemplo en la tienda, tal vez la siguiente ocasión en que veamos a un niño en esas circunstancias, podríamos evaluar la situación y tal vez mostrar algo de apoyo con una cándida sonrisa, una mirada de entendimiento, una dulce distracción o quizás hasta una sincera oración.

De eso se trata todo esto, ¿no es así? De aprender los unos de los otros y crecer juntos. Continuar convirtiéndonos en alguien mejor para los demás, para nuestros hijos y para las generaciones futuras.

Fuente: CNN

sábado, 8 de septiembre de 2012

Marihuana e inteligencia: malos aliados


Un estudio de la Universidad de Duke (EE.UU.) afirma que los adolescentes que fuman marihuana con regularidad corren el riesgo de que su cociente intelectual disminuya a largo plazo.

Las conclusiones previas del estudio muestran indicios de que la marihuana es especialmente dañina para un cerebro en desarrollo. "Los padres deben entender que sus adolescentes son particularmente vulnerables", señaló la titular de la investigación, Madeline Meier, de la Universidad de Duke.

El estudio hizo la prueba del CI (cociente intelectual) a neozelandeses cuando tenían 13 años, mucho tiempo antes de que experimentaran cualquier consumo importante de marihuana, y de nuevo a los 38 años. El declive en el rendimiento intelectual entre ambas edades se advirtió solamente entre aquellos individuos que comenzaron a fumar marihuana con regularidad antes de los 18 años.

La marihuana es considerada la droga más popular en el mundo y en algunos lugares está autorizada por razones médicas. En Holanda y otros países su consumo es legal y el número de consumidores a nivel global entre las edades de 15 y 64 años se situaba en 224 millones en el 2010, según un informe de Naciones Unidas.

Los individuos considerados dependientes de la marihuana en el estudio tuvieron una pérdida de ocho puntos en su cociente intelectual (CI).

El estudio se basó en entrevistas a más de mil personas en Nueva Zelanda, todos nacidos en el poblado de Dunedin en el año de 1973.

A la edad de 18 años, 52 participantes indicaron que se habían vuelto dependientes a la marihuana, lo que significa que siguieron consumiéndola a pesar de que les generaba problemas importantes de salud. El descenso en el CI se reflejó aunque dejaran la mayor parte o toda la yerba a la edad de 38 años, indicó el estudio.

Fuente: Le Monde

lunes, 3 de septiembre de 2012

Feliz de volver


Hola a tod@s,

Después del descanso estival tan necesario reinicio el trabajo en el blog.

¡Me alegra estar de vuelta!

Los niños superdotados sufren más bullying que la media

Los niños y niñas de altas capacidades pueden sufrir diferentes tipos de problemas relacionados con el hecho de ser diferentes. 

Un reciente estudio realizado en México por Andrew Almazán Anaya, director del área de Psicología del CEDAT, afirma que también el bullying se daría en un porcentaje mayor que en la media de los estudiantes.

El bullying es un término relativamente nuevo asignado a un hecho que ha estado presente en la historia de la humanidad, y se define como el maltrato o acoso a estudiantes en escuelas —aunque este término a veces se usa para otros ámbitos—. Gran parte de los niños en las escuelas han sufrido este problema, y muchos otros (en ocasiones, en ambos papeles) han maltratado o acosado a otros estudiantes.
 
Andrew Almazán Anaya, director del área de Psicología del CEDAT —y el psicólogo más joven del mundo, de apenas 16 años—, ha realizado un estudio llamado “Perfil del niño sobredotado mexicano” en el que llega a la conclusión de que 82% de los niños superdotados han sido víctimas del bullying, en contraparte con 43% de la media nacional mexicana.

Fuente: Holamorelia

lunes, 30 de abril de 2012

Heidi Hankins: una niña con el mismo cociente intelectual de Einstein (159)


La asociación internacional de superdotados, Mensa, ya cuenta con un nuevo miembro. Heidi Hankins no es una niña normal. Con tan solo dos años sabía leer, sumar y restar, sin que nadie le hubiese enseñado, casi por instinto propio. Con cuatro años de edad la niña tiene un cociente intelectual (CI) de 159, prácticamente el mismo número que llegó a tener el científico Albert Einstein o Stephen Hawking. El promedio de un adulto normal es de 100.

Al observar las capacidades de la niña, sus padres percibieron que no desarrollaba las mismas habilidades que los niños de su edad. Iba mucho más allá. Así lo narra su padre, Matthew Hankins, que afirma que "comenzó a realizar intentos para hablar desde el mismo minuto en que nació, aunque obviamente no podía verbalizar nada". "Cuando empezó a hablar, antes de cumplir un año, utilizaba oraciones completas", asegura.

Uno de los episodios más llamativos es la situación que relata el propio padre de Hankins. Un día, frente al ordenador, la pequeña "primero hacía clic en las fotografías que le gustaban, pero luego entendimos que había aprendido a leer el texto y seguir instrucciones".
Niños superdotados

El presidente ejecutivo de la asociación internacional de superdotados, John Stevenage, cree que los padres de Heidi "identificaron correctamente su gran potencial". En palabras de Stevenage, el propósito de la organización es facilitar un ambiente positivo para el desarrollo de sus miembros más jóvenes ya que, en ocasiones, los niños superdotados prefieren rodearse de gente mayor, que de niños de su edad.

Para Heidi, eso no ha sido un problema. Hasta ahora la pequeña ha interactuado bien en su guardería.

"Tenemos que encontrar la manera de mantenerla motivada, porque sabemos que será extremadamente importante. Le enseñarán a colorear, mientras ella ya será de capaz de leer libros diseñados para niños de 8 años", apunta Mattew Hankins.

Según Mensa, entre los signos de un niño superdotado se encuentran la memoria poco común, aprender a leer a temprana edad, tener una relación de cierto rechazo hacia otros niños y estar constantemente haciéndose preguntas.

Fuente: El Mundo

martes, 24 de abril de 2012

El sorprendente origen de la creatividad (II)

Como anticipaba en un post anterior, voy a intentar ir dando sugerencias de sencillas prácticas y tecnologías que nos ayudarán a aprovechar el potencial creativo en nosotros como padres y/o docentes. Esta es la primera.
 
1. Alimenta el cerebro de experiencias sensoriales
La creatividad surge a partir de experiencias vividas. Desde que nacemos, vamos acumulando experiencias y aprendizajes que se guardan en nuestra memoria. Cada cosa que vemos y escuchamos durante el día (un libro, un programa de televisión, un artículo, un tuit, una conversación, una canción, un poster…) nos proporciona un bloque de información a partir del cuál podemos construir potencialmente ideas nuevas y geniales. Todos estos bloques acaban en nuestro banco de conocimientos dentro del cerebro y a veces podemos tardar años en utilizarlos.

Pero estos bloques son la base para la concepción de nuevas ideas. Combinar bloques de información que ya existen en el mundo exterior pero de forma diferente es ser creativo. Ser creativo no es la aparición de una idea de la nada, es la combinación novedosa de muchas ideas y conocimientos almacenados en nuestro cerebro.

Por tanto como más hagamos vivir a los alumnos, más llenemos sus cerebros de información bien variada y sensorialmente rica, más conversemos con ellos, damos más posibilidades a sus cerebros y a los nuestros a ser creativos.

Sin duda, Internet es una de las grandes fuentes de inspiración y conversación para el aula. Las clases deben estar repletas de todo tipo de contenido visual y conversaciones abiertas. Podemos descubrir con frecuencia de forma conjunta videos e historias que provocan memorias, alegría, resentimiento o ira. Son estas emociones y las conversaciones que surgen alrededor de ellas, las que estimulan la creatividad del alumno y del profesor.

Fuente: TotemGuard

domingo, 22 de abril de 2012

Matemático de 14 años dice que no es un genio, "sólo" aprovecha el tiempo


Si lo llaman "genio", Moshe Kai Cavalin se incomoda. Este niño de 14 años tiene ya casi dos carreras terminadas y no sabe si hacer un posgrado en física teórica o astrofísica cuando se gradúe este año en matemáticas en la universidad. Según su testimonio, lo único que hace es no perder el tiempo.

No se despertó una mañana resolviendo avanzados problemas algebraicos con los que estudiantes que duplican su edad se rompen la cabeza. Ha estudiado concienzudamente desde que tiene dos años y llamarlo "genio" minimiza su esfuerzo. "Exactamente", dice a la AFP Moshe Kai, en la cafetería de la Universidad de California (UCLA), donde está becado. "'Genio' es sólo una palabra, es como el coeficiente intelectual, es un número creado por gente que ignora todo lo demás que conforma a un individuo.

"Lo que sí intento es buscar la sabiduría a través del conocimiento. Y practicar la sabiduría es mucho mejor que ser un genio", precisó. Por eso, Moshe Kai escribió el libro "We Can Do" (Podemos hacerlo), primero en chino y después en inglés, "para ayudar a los padres a que alienten a sus hijos". "Estoy en un punto que mucha gente considera imposible para mi edad", escribe en su inspirador libro. "Llegué tan lejos como la Luna, pero cualquiera que realmente lo intente puede ir más allá de la Vía Láctea" Nacido en Los Ángeles de madre china y padre brasileño (de Porto Alegre, sur), Moshe Kai ya sumaba y restaba a los cuatro años. En ese momento, sus padres idearon un intenso plan educativo para que su pequeño se destacara en matemáticas, música, artes marciales y lectura. Y el posterior rechazo de varias escuelas -que lo consideraban una distracción para los demás niños- llevó a Shu Chen Chien y a Joseph Cavalin a educarlo en casa. Allí el trabajo intenso, la carencia de televisión y el uso de videojuegos solamente educativos lo condujeron a ganar campeonatos internacionales de artes marciales, sacar un certificado de buceo e inscribirse en la universidad a los ocho años, donde se luce con el mejor promedio.

"Sólo saco ventaja de lo que tengo", dice Moshe Kai, que usa frenillos, lleva un sombrero de moda en Los Ángeles y un sobrio saco de cuadros escoceses. "Todos tienen el potencial de ser especiales, aunque tienen que sacar ventaja de ese potencial. Pero no lo hacen. Por eso me consideran a mí especial". Trabajo duro, planifico con anticipación y logro mis metas", explica el joven, que recuerda todos sus regalos de cumpleaños y cita la película de Pixar "Wall-E" como su preferida.

"Los estudiantes tenemos que aprovechar todas las oportunidades de aprender que tenemos. Cuando éstas pasen, ya no las tendremos otra vez. Pregúntenle a cualquier anciano sabio", escribe en su libro.

La madre, que acompañó a su hijo desde el inicio de la carrera esperándolo afuera de los salones de clase, lamenta ser criticada por la forma que ha criado a Moshe Kai. La gente me pregunta por qué lo presiono tanto, pero yo no lo presiono, ¡él es feliz así!", dice Shu Chen, de 47 años, quien vive con su hijo y su marido, de 61, en una residencia familiar en el campus universitario.

Pero Moshe Kai, a pesar de sus logros intelectuales, no luce en persona como un adulto en miniatura. Tiene la timidez y el humor ingenuo de un joven de 14 años, aunque con respuestas mucho más agudas que las de la mayoría de sus pares. "Mi libro no es sobre cómo ser un genio o cómo volverse inteligente. Es sobre cómo vivir mejor. Y eso, en mí, se aplica a estar en este punto en este momento", dice.

Cuando se gradúe como matemático, probablemente este año, Moshe Kai se especializará en matemática pura, astrofísica o física teórica. No lo ha resuelto aún. "Pero sólo tengo 14 años, tengo mucho tiempo para decidirme". Y luego pensará en las chicas. "Soy muy joven todavía para involucrarme en una relación. Después del posgrado", promete, y se ríe.

Para demostrar su punto, Moshe Kai invitó a la entrevista con la AFP a un amigo, Jared Holgado, un pequeño de siete años que, según el joven, está más avanzado en álgebra de lo que estaba él a su edad. Jared, de pelo negro y largo hasta los hombros y un infantil recelo hacia los extraños, visita la universidad con sus padres Nancy y Ferdinand, dos filipinos de 39 años que llegaron a Estados Unidos en los '90. "Podía sumar y multiplicar a los cinco años. No sé mucho de matemáticas, así que busqué a alguien que pudiera ayudarlo mejor", explica Nancy.

Toma entonces la palabra el instructor matemático Dan Steinberg, que se dedica a trabajar con niños prodigio: "Está terminando álgebra 1 y comenzando álgebra 2. Eso es normal para niños destacados de, tal vez, 14 años". Steinberg escribe en su celular "x^2 + 2x - 15 = 0" y le pregunta al niño la solución. Jared, que hasta el momento se tapaba la cara con timidez, levanta la vista, mira el problema y musita: "(x - 3) (x + 5) = 0". "Acaba de resolver una ecuación cuadrática", explica el instructor a una atónita periodista de la AFP. "Necesitó cinco segundos para hacerlo".

Fuente:
Diario

viernes, 20 de abril de 2012

El sorprendente origen de la creatividad (I)

La mayoría de personas asocian la creatividad con el arte. Dado que la escuela pone más énfasis en las matemáticas, la lógica y las ciencias se concluye que de niños desarrollamos poco este lado del cerebro y de adultos somos poco creativos.

Durante muchos años, la neurociencia respaldaba esta idea. La parte derecha del cerebro trabajaba la creatividad de forma independiente al lado izquierdo, en donde se trabajaba la lógica y las matemáticas. Pero más recientemente se ha descubierto que el cerebro no funciona derecho o izquierdo sino que ambos hemisferios trabajan de forma conjunta y cooperativa y de hecho TODOS, tantos los niños como los adultos, podemos ser muy creativos.

La creatividad además está presente en cualquier disciplina. No sólo en el arte encontramos ideas innovadoras o diseños geniales, sino también en ingeniería, ciencias, filosofía, matemáticas, física, deportes, educación, negocios, política y tecnología.

La creatividad dentro de un contexto educativo nos puede ayudar a saber cómo resolver conflictos de clase entre alumnos, cómo enseñar un concepto de física complicado, cómo incentivar el uso de las TIC en otros docentes del centro, cómo mejorar la comunicación entre padres y profesores…o quien sabe, cómo reinventar la educación en el siglo XXI.

Todos tenemos momentos de inspiración, momentos “eureka” (ya lo entendí) o también llamados momentos flash. Se enciende una bombilla en nuestro cerebro de forma repentina, cuando menos lo esperamos.

En los próximos posts intentaré explicar de forma simple qué significa ser creativo, de dónde provienen las ideas creativas, cómo podemos capturarlas y cómo aumentar su frecuencia, según documenta la neurociencia. Sugiero sencillas prácticas y tecnologías que nos ayudarán a aprovechar el potencial creativo en nosotros como padres o docentes y sacarlo a relucir en nuestros hijos y alumnos dentro y fuera del aula.

Fuente: TotemGuard

martes, 17 de abril de 2012

Algunos mitos sobre la inteligencia

Tests que miden su nivel, cociente intelectual, nivel cultural, y diversas alternativas que dan identidad a la inteligencia. Pero, ¿cuánto hay de mito y de realidad en estas definiciones?

El autor del libro “Inteligencia exitosa”, Robert Stemberg, pone en jaque algunos parámetros que hasta hoy eran considerados palabra santa. Uno de ellos es el cociente intelectual, que se define en torno a una estadística que resulta de la realización de un test estandarizado para medir las habilidades cognitivas de una persona en relación con su edad.

R.J. Sternberg
Stemberg establece que la inteligencia no se mide tan fácilmente. “El nivel de inteligencia que mide el cociente intelectual es una inteligencia inerte, académica o teórica, que no conduce a un movimiento o acción dirigidos a una meta”, diferencia el autor. Es decir, hay otros tipos de inteligencia que son imposibles de medir a través de la standardización de un test. Este es el caso por ejemplo de las personas creativas o la inteligencia práctica. 

Por su parte, James Flynn, Profesor Emérito de la Universidad de Otago, de Nueva Zelanda y autor del “Flynn Efect”, descubrió a través de una serie de investigaciones que las mediciones del cociente intelectual cuentan con menos del 10% de las personas que tienen más éxito. Esto significa que este test deja afuera al 90% de los individuos que han conseguido metas importantes. Otro de los mitos que rondan socialmente alrededor del nivel de inteligencia es que “se nace con ella”. Absolutamente, falso. Una investigación encabezada por Julián De Zubiría Samper, titulada “Teorías Contemporáneas de la inteligencia y la excepcionalidad”, lo desmitifica. El estudio comprobó que los individuos que no reciben apoyo y orientación de calidad pueden llegar a deteriorar sus niveles de interés, autonomía y pasión por el conocimiento. En cambio, quienes son estimulados y motivados en el conocimiento y la práctica pueden acrecentar notablemente su desarrollo intelectual.

Entonces, ¿se nace o se hace? La inteligencia se construye. “La inteligencia es modificable, cada uno puede aumentarla o disminuirla. No obstante, la inteligencia no es primordialmente un problema de cantidad, sino de equilibrio y de saber cuándo y cómo usar las habilidades analíticas, creativas o prácticas”, destaca Stemberg. Por su parte, Zubiría destaca la importancia del estímulo como factor decisivo. “Detrás de todo joven con talento siempre encontraremos un padre o una madre que favoreció una amplia exploración de intereses desde edades tempranas;. Por ello, se puede afirmar que el talento no reposa tanto en la cabeza o en las manos de un niño como se supuso durante el siglo XX. La inteligencia y el talento dependen esencialmente de la interacción entre el niño, los mediadores y a cultura“ . La inteligencia es una construcción. Nadie está signado por su genética.

“Nuestras propias investigaciones nos permiten concluir que, antes que el cociente intelectual, en el rendimiento escolar de un estudiante tienen un papel mucho más importante la autonomía, el interés, la creatividad, la reflexividad y la resonancia familiar y escolar. Después de realizar más de 2.000 correlaciones, podemos concluir que la correlación entre cociente y rendimiento académico es prácticamente nula”, sostiene Zubiría. Pero, entonces ¿qué miden los test de cociente intelectual? Stemberg explica que evalúan solamente el vocabulario y la información general. Es decir, una persona sumamente informada puede obtener un mayor cociente que una persona que no lo está, pero quienes han obtenido un bajo puntaje pueden contar con mayor número de capacidades y habilidades.

Fuente: Vida Positiva

domingo, 15 de abril de 2012

El 98% de los casos de niños superdotados están sin diagnosticar.

Se estima que un 2% de la población es superdotada, pero hay más de un 98% de casos sin diagnosticar.


Según ha explicado la doctora María Isabel Peguero, pediatra especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, de Almendralejo (Badajoz), durante el IX Foro de Pediatría de Atención Primaria (AP) de Extremadura, "habitualmente, son los padres los que detectan la superioridad mental del niño. Sin embargo, el diagnostico suele tardar porque antes de los tres años puede confundirse con simples precocidades. Suele ser entre los cuatro y los siete años cuando los pediatras podemos realizar un diagnostico fiable".

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como persona superdotada a aquella que cuenta con un cociente intelectual superior a 130. Según los datos de un informe elaborado por el Centro de Investigación y Documentación Educativa del Ministerio de Educación y Cultura, en España hay alrededor de 300.000 alumnos superdotados, denominación que en la Ley Orgánica de la Educación de 2006 fue sustituida por la de alumnos de Altas Capacidades.

Algunas de las características que pueden presentar los niños superdotados pueden ser: Intensidad y sensibilidad emocional, autoconciencia, autocrítica, empatía, pasión, autoexigencia y perfeccionismo. Sin embargo, a menudo pueden ser emocionalmente inestables, en unas ocasiones introvertidos o por el contrario tener gran capacidad de liderazgo. Para los pediatras de AP es fundamental conocer de forma evolutiva y continua al niño. "No sólo tenemos que basarnos en pruebas psicométricas, también tenemos que valorar su cognición y los factores emocionales que conforman la personalidad del niño", explica la doctora Peguero.

Existe la falsa creencia de que los niños con un cociente intelectual superior a lo normal no presentan problemas de aprendizaje, sin embargo, pueden presentar trastornos de aprendizaje como otros niños. De hecho, en un 70% de los casos hay un bajo rendimiento escolar y entre el 35% y el 50% sufren fracaso escolar. "Aún cuando existe la evidencia de un potencial para un elevado rendimiento la actuación escolar puede estar por debajo del nivel esperado", reflexiona la experta.

La falta de motivación suele ser uno de las causas que propician bajo rendimiento escolar. Aunque los niños de Altas Capacidades aprenden fácilmente, si el plan de enseñanza no es el adecuado, pueden fracasar y asumir su bajo rendimiento. Asimismo, también suelen aparecer problemas de sociabilidad, "sobre todo, ante la falta de modelos sociales con los que el niño pueda identificarse", matiza la doctora Peguero. Los pediatras de AP hacen hincapié en la importancia de tomar las medidas educativas necesarias y de informar a los padres de cómo colaborar. "Los niños mejoran rápidamente si se siguen las pautas adecuadas", concluye la especialista.

Fuente:
psiquiatria.com

jueves, 12 de abril de 2012

Cuando el aprendizaje es el objetivo

Para llevar adelante una buena práctica docente es muy importante tener una buena teoría que la sustente. El aprendizaje significativo de Ausubel descrito por Novak es la mejor explicación a la naturaleza del conocimiento y de cómo se aprende. La página Aprendizaje Significativo del Dr. A. Ballester es una magnífica muestra de la aplicación práctica de esta teoría en diferentes áreas y niveles educativos. 
 
 
A. Ballerster me comenta "con esta web pretendemos ayudar a la mejora de los resultados académicos de los alumnos sin que ello signifique la sobrecarga de trabajo para el docente, así como informar de las ventajas obtenidas por el profesor".
 
La información que aparece recogida en esta página es muy completa y se actualiza con frecuencia. Aún así creo que debe destacarse el magnífico libro El aprendizaje significativo en la práctica. Cómo hacer el aprendizaje significativo en el aula que lleva ya 2.000.000 de visitas y está disponible para su descarga directa.
 
Entre las ventajas del aprendizaje significativo en la práctica en el aula destacaríamos:
  • Potencia la autoestima del profesorado.
  • Evita la sobrecarga laboral y exceso de trabajo.
  • Se ve resultado inmediato de lo que se hace.
  • Evita el malestar del profesorado por la crisis del sistema educativo.
  • Soluciona la atención a la diversidad en el aula debido a la heterogeneidad de las clases. El profesorado prepara un solo trabajo para toda la clase pero cada alumno/a lo hace a su nivel, por lo que la heterogeneidad y diversidad en el aula no es un problema sino una ventaja.
  • Potencia la visión de la escuela en positivo.
  • Se disfruta de enseñar.
  • Realización personal del profesorado y del alumnado.
  • Mejora muy sensiblemente el clima en el aula.
  • Mejora el comportamiento del alumnado.
  • Se suavizan las dificultades del trabajo en el día a día.
  • La comunicación profesorado-alumnado mejora y se optimiza.
  • Los padres y madres valoran el trabajo social del profesorado ya que ven a sus hijos satisfechos e ilusionados con el trabajo, resultado de lo que hacen. Los padres y madres valoran el trabajo del profesorado por lo que mejora su valoración social.
  • Las direcciones de los centros ven gratificados su esfuerzo por la mejora de la docencia ya que sus escuelas son capaces a hacer trabajos valorados por todos.
  • Los inspectores y personal de la administración educativa valoran muy positivamente las realizaciones del profesorado y su alumnado delante de la explosión de trabajo e ilusión en el alumnado sin desgaste energético del profesorado. 
 
Si quieres saber más no dejes de echar un vistazo a los resultados que obtienen los centros y el alumnado o la entrevista a la directora del Colegio Público Buzanada destacado por el Consejo escolar de Canarias por su calidad educativa y aplicación de la metodología del libro digital “El aprendizaje significativo en la pràctica”.
 

martes, 10 de abril de 2012

Síndrome de Savant (Síndrome del Sabio)

Kim Pee
Son personas con un comportamiento social y mentalmente disfuncional, que muestran al mismo tiempo talentos excepcionales sin necesidad de haberlos ejercitado nunca.

Superdotados y deficientes al mismo tiempo. Una persona con Síndrome de Savant puede memorizar millones de datos, reproducir artísticamente aquello que ve y tocar instrumentos sin necesidad de aprendizaje, sin embargo algunos de ellos no pueden ni cubrir sus necesidades más básicas.

Fue J.Langdon Down, descubridor del Síndrome de Down o síndrome del fenotipo trisomía 21 quien acuñó el término Idiot savant (sabio idiota) que terminó por ser poco aceptado y quedar algo obsoleto. En la actualidad se le conoce principalmente por el nombre de Síndrome de Savant o Síndrome del Sabio.

El savantismo combina un funcionamiento cognitivo generalmente bajo con una o varias habilidades excepcionales. La música, el arte, el cálculo o la memoria son algunos de los ámbitos en los que estas personas suelen destacar. Es un trastorno poco común. Su escasa prevalencia entre la población general junto con las dificultades de encajarlo en un trastorno específico como el autismo o en cualidades como la superdotación, hacen que este síndrome sea un quebradero de cabeza para muchos estudiosos del tema.

Este síndrome posee una serie de características generales basadas en un bajo cociente intelectual, altas capacidades o talentos relacionados con el arte, la música, la memoria o el cálculo, poca lógica y problemas de lenguaje, alta memoria visual, gran capacidad para captar y reproducir dibujos o imágenes 3D, habilidades mecánicas, grandes dificultades sociales e intereses obsesivos entre otras cualidades y déficits.

En general, este síndrome suele considerarse, dentro de los trastornos del desarrollo, como un tipo especial de autismo, asemejándose en mayor medida al síndrome de Asperger, que dentro del espectro autista es considerado el trastorno menos profundo.

En el Síndrome de Savant, las hipótesis formuladas bajo la posibilidad de una existencia de daño cerebral en el hemisferio izquierdo han sido respaldadas por las actuales pruebas de neuroimagen. De esta manera, un Savant podría tener el hemisferio derecho más desarrollado, siendo éste el responsable de tales talentos extraordinarios.

Uno de los ejemplos de genialidad en cuanto a memoria es el famoso Kim Peek, Savant que inspiró la película de Rain Man con su personaje de Raymond. Kim Peek -fallecido en 2009- podía presumir de saber de memoria unos 8.000 libros, y era capaz de decir cualquier dato que se le preguntara, fechas, obras musicales, acontecimientos históricos etc. A pesar de todo, su prodigiosa memoria contrastaba con su incapacidad para cuidarse a sí mismo.

Por sus características, la propuesta de tratamiento para un Savant puede ser similar al tratamiento dirigido a un síndrome de Asperger. En primer lugar deben evaluarse las deficiencias y habilidades del niño o adulto para tener claro donde poder incidir en mayor o menor medida.

Por lo tanto, lo que se pretende en estos casos es fomentar las habilidades sociales y de comunicación de la persona afectada con su familia y con el entorno. Promover la compaginación de su interés con el resto, fomentar la interacción. Evitar rumiaciones y obsesiones internas mediante técnicas de parada de pensamiento, enseñar a sus familiares a desviar los temas de conversación cuando sea necesario, emprender actividades que estimulen y hagan trabajar el hemisferio cerebral izquierdo y utilizar condicionamiento clásico para reforzar conductas apropiadas y reducir o extinguir conductas no deseadas.


Fuente: Hechos de hoy

Los futbolistas de élite tienen un cerebro superdotado

La rapidez al procesar información distingue a los grandes jugadores. Los jugadores de primera forman parte del 5% de la población con mejores funciones ejecutivas.



Los mejores futbolistas tienen un nivel extraordinario de un tipo de inteligencia que les permite procesar una gran cantidad de información en muy poco tiempo y tomar la decisión correcta, según una investigación del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) presentado ayer en la revista científica Plos One.

La investigación se ha centrado en las llamadas funciones ejecutivas del cerebro. Este concepto engloba múltiples aptitudes cognitivas útiles en deportes de equipo. Entre ellas destacan la memoria de trabajo (o capacidad de manejar información a corto plazo, como la trayectoria de la pelota o la posición de los rivales); la resolución creativa de problemas (para tomar la decisión adecuada); la flexibilidad cognitiva (para corregir la decisión sobre la marcha según lo que hagan otros jugadores); y la inhibición de impulsos (para no chutar hacia dónde se había pensado primero sino hacia dónde se ha decidido después).

Los investigadores han comparado las funciones ejecutivas en tres grupos de voluntarios: jugadores de primera división de Suecia, tanto de equipos masculinos como femeninos; jugadores de divisiones inferiores; y personas de la población general que no juegan al fútbol.

La comparación se ha basado en distintos tests específicamente diseñados para evaluar funciones ejecutivas. Los resultados muestran que los futbolistas de primera división suelen tener mejores funciones ejecutivas que los de divisiones inferiores; y estos las tienen mejores que la población general.

Según el análisis estadístico de los resultados, los jugadores de primera división forman parte del 5% de la población que tiene mejores funciones ejecutivas.
Los futbolistas participantes en el estudio fueron seleccionados por sus propios entrenadores, a quienes los investigadores pidieron que reflejaran el nivel medio del equipo. Es decir, que no fueran las estrellas, pero tampoco suplentes habituales.

Jugadores de nivel superior tienen posiblemente las funciones ejecutivas aún más afiladas. “Xavi e Iniesta muestran con sus acciones que tienen una habilidad extraordinaria en flexibilidad cognitiva y en creatividad bajo presión, las dos funciones ejecutivas más importantes en el fútbol”, declaró ayer Torbjörn Vestberg, primer autor de la investigación, por correo electrónico.

Los investigadores analizaron también hasta qué punto las funciones ejecutivas influyen en el rendimiento de los futbolistas. Los resultados muestran que los jugadores que obtuvieron mejores resultados en los tests fueron los que, dos temporadas más tarde, marcaron más goles o realizaron más asistencias.

“El éxito en los deportes de pelota depende de cómo se procesa la información en contextos complejos y rápidamente cambiantes”, argumentan los investigadores en Plos One. “Los jugadores deben procesar una gran cantidad de información a cada nuevo momento. Deben evaluar la situación constantemente, compararla con experiencias pasadas, pensar en nuevas posibilidades, tomar decisiones rápidas e inhibir con igual rapidez otras decisiones que se habían tomado”.

La investigación “puede cambiar la visión sobre la relación que hay entre el fútbol y la cognición”, destaca Predrag Petrovic, director del trabajo, en otro correo electrónico.

Según los investigadores, unas buenas funciones cognitivas mejoran al futbolista; en cambio, jugar al fútbol apenas mejora las funciones cognitivas. Por esta razón, los investigadores sugieren que se puede predecir el potencial de una joven promesa con tests que evalúen estas funciones.

Esto se explica porque las funciones ejecutivas maduran a lo largo de la infancia y la adolescencia y, tras unos años al máximo nivel, entran en declive alrededor de los 25 años. “El cerebro es maleable y, cómo cualquier otra parte del cuerpo, se puede ejercitar”, explica Vestberg. Pero “a día de hoy nadie sabe cómo se pueden entrenar”.

Fuente: La Vanguardia

martes, 20 de marzo de 2012

Muchos talentos abandonan España ante la falta de oportunidades profesionales

En España se pierde a profesionales en cuya formación se ha invertido mucho. Recuperarlos es clave, pero nadie esboza planes para facilitarles el regreso.

“He estudiado en una universidad y en un colegio públicos estupendos. España se ha gastado un pastizal en mi educación y ahora que trabajo, mis impuestos y la riqueza que produzco se quedan en Perú, un país que no ha invertido ni un duro en mí. Es terriblemente incoherente, y una pena”. Al otro lado del teléfono, la voz de Carlos Ríos delata su indignación. Este arquitecto de 33 años ha encontrado en Lima lo que había perdido en Madrid: la posibilidad de desarrollarse profesionalmente y optar a un sueldo acorde con su formación.

Es uno de los miles de titulados superiores, miembros de la generación más preparada de España, que están protagonizando “una fuga de talento sin precedentes”, en palabras de la ministra de Empleo Fátima Báñez. Una huida de cerebros que nadie contabiliza aunque, en opinión de expertos como Lorenzo Cochón, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, comprometa la posibilidad de transformar el sistema productivo y vencer la recesión. Las medidas para frenarla o habilitar un camino de vuelta aún no se han planteado ni sobre papel.

Casi el 40% de los españoles de entre 25 y 34 años son licenciados universitarios, según datos publicados en 2010 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Un porcentaje que está por encima de la media de la OCDE (37%) y de la Unión Europea (34%).

Pero no existen cifras oficiales sobre cuántos de estos titulados han emigrado a consecuencia de la crisis económica. Y en esa falta de datos se ampara un debate político sobre la dimensión y trascendencia de la fuga de cerebros.

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha contradicho a Báñez. En una entrevista con RNE, minimizó el problema. Sostuvo que la salida representa “menos de la sexta parte” de la cifra que se baraja —unas 300.000 personas—, ya que estaría hinchada por los descendientes de españoles nacionalizados gracias a la Ley de Memoria Histórica. “Son gente que ha adquirido una educación superior en su país y que aparecen como un incremento de la población española [en el extranjero], pero que siempre han vivido en ese país”.

Más allá de las estadísticas demográficas, otros datos ayudan a perfilar la fuga de cerebros. Según un estudio de la empresa de recursos humanos Adecco, entre 2008 y 2010 se duplicó el número de españoles que buscaba trabajo en el extranjero. Eran en su mayor parte hombres de entre 25 y 35 años, y altamente cualificados; sobre todo ingenieros, arquitectos e informáticos. El último Eurobarómetro de la Comisión Europea descubre que casi 7 de cada 10 jóvenes españoles estarían dispuestos a marcharse, un 32% de ellos por un tiempo largo.

“¿Cuál es la alternativa? Quedarse en España significa, en muchos casos, no trabajar o pasar a formar parte de ese 44% de titulados que están sobrecualificados para los puestos de trabajo que desempeñan [la media de la OCDE es del 23%]. Viven frustrados y no pueden hacer planes de futuro porque no tienen ingresos suficientes después de pasarse años estudiando. Es lógico que acudan a países donde es posible acceder a puestos de nivel”, explica el profesor de Economía José García Montalvo, de la Universidad Pompeu Fabra.

Emigrar mejora la calidad de vida de los titulados, pero el balance de la fuga de cerebros para España es claramente negativo, en opinión del catedrático Cochón. “Quien trabaja fuera puede mandar remesas a su familia, pero esa no es la solución. Se necesita un sistema empresarial competitivo, cosa que solo se logrará contando con el personal mejor cualificado. Hemos invertido mucho en formar a los jóvenes, y ahora se les está empujando hacia fuera”.

Según la Encuesta de Población Activa, en España hay un millón de licenciados en paro. Profesionales a los que pueden tentar trayectorias como la de Sara González, una ingeniera aeronáutica que habla cinco idiomas y que, a sus 26 años, ha conseguido trabajo bien remunerado en una empresa puntera en Reino Unido. Pero hacer las maletas no es sinónimo de firmar un contrato. “Cada vez llegan más españoles a Londres. Creen que aquí están todas las oportunidades pero muchos acaban haciendo camas o sin empleo”, advierte González.

Rosa Castillo sabe de eso. Esta ingeniera en telecomunicaciones, con doctorado incluido, se descubrió un día trabajando de limpiadora en un gimnasio de Lugano (Suiza). Saltó, como ella misma dice, “de la telemática a la fregona”. Hace dos años, el proyecto de investigación del que formaba parte se quedó sin fondos y decidió seguir a su novio —también ingeniero de telecomunicaciones—, que había encontrado un empleo en Suiza. Ella no tuvo tanta suerte. “Compites con gente igual de formada que tú, pero que además domina el idioma y tiene experiencia en ese mercado”, argumenta. Cuando iba a tirar la toalla, conoció a otros españoles residentes en Suiza a través de spaniards.com. Se trata de una web que pone en contacto a comunidades de emigrados de todo el mundo y cuya frenética actividad y creciente número de miembros perfila las dimensiones de la fuga de cerebros. Gracias, en parte, a los consejos que recibió en el foro, la historia de Castillo tiene final feliz: ahora trabaja de ingeniera en Berna.

Su novio, Adrián Tineo, no considera que su marcha sea una pérdida para España. “Somos como una avanzadilla, una suerte de embajadores. Vivimos en un espacio europeo de libre circulación. Debemos asumir que la gente se va a mover para mejorar sus condiciones de vida”, apunta. Él siempre tuvo claro que para “medrar como científico” tendría que irse.

Amaya Moro Martín, portavoz del colectivo Investigación Digna, coincide en que “una estancia en el extranjero es imprescindible para que un investigador se forme”. Ella misma trabajó durante 11 años en Estados Unidos. Pero denuncia que la contratación en los centros de investigación ha bajado tan brutalmente que no deja a los científicos más alternativas que irse o abandonar su tarea.

Muchos de los que ya se han marchado no pueden regresar. Aunque quieran. Es el caso de Inés Folch, astrofísica. Investiga en Toulouse cúmulos de galaxias y, ante la falta de plazas en España, ha decidido opositar al CNRS, el equivalente francés del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “No es solo que no haya ofertas, es que toda la generación de investigadores que deberían ser ya funcionarios están haciendo de tapón a los que venimos detrás”, afirma Folch.

Un dato ilustra el éxodo actual de investigadores jóvenes, al menos dentro del sistema científico estatal: la edad media de los trabajadores del CSIC es de 58 años. La de los otros organismos públicos de investigación ronda los 55, según Moro. Para ella, más que una fuga de cerebros se está produciendo un exilio forzoso con consecuencias nefastas para el futuro de España. “La Comisión Europea ha dicho claramente que la investigación, el desarrollo y la innovación son los motores del crecimiento y el empleo, herramientas imprescindibles para salir de la crisis. El Gobierno lo ha suscrito, pero lo que está haciendo es perder a las generaciones mejor formadas que tiene y con ellas la posibilidad de cambiar el modelo productivo y vencer la recesión”, asegura.

Ya en 2009 uno de cada cinco doctores había vivido fuera durante al menos tres meses desde el año 2000, según la última encuesta sobre recursos humanos en ciencia y tecnología, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El 34% de ellos se fueron motivados por el fin del contrato o de su posgrado. “Cuando lleguen las vacas gordas, España no tendrá suficientes cerebros y deberá importarlos”, dice Moro.

El profesor de economía García Montalvo cree, sin embargo, que la fuga de talentos puede tener su lado positivo. “Muchos volverán más formados, sin frustraciones y habiendo descubierto otras formas de hacer las cosas. Ocuparán puestos importantes y, desde esa atalaya, podrán favorecer criterios meritocráticos y otro tipo de valores para transformar el sistema español que está muy anquilosado”, expone.

Rafa Bolívar, violinista de 33 años, es uno de los miles de jóvenes talentosos a los que les ha resultado más fácil hacerse un hueco fuera que dentro de España. Y eso que Londres, donde vive, es “mil veces más competitivo desde el punto de vista musical que Madrid”. Es concertino en el teatro Covent Garden, ha montado un trío de cuerda y da clases. “El Gobierno británico me pagó para que me hiciese profesor titulado. Concede una subvención durante los nueve meses que dura esta versión del Certificado de Aptitud Profesional (CAP) español”, cuenta. Él, que como adelantaba García Montalvo ha descubierto las bondades de la meritocracia, no regresará a España para predicarla y cambiar el sistema. Se queda en Londres. “Me inscribí en las pruebas para la Orquesta Nacional y ni siquiera me escucharon tocar. Me dijeron que no tenía currículo”.

¿Es fácil regresar una vez que se ha disfrutado de buenos sueldos o de “unos estándares profesionales superiores a los españoles”, como apunta Tineo? Sara González es de las que quiere desandar el camino. “Pero al leer los periódicos y hablar con amigos me doy cuenta de que volver no será tan fácil como lo fue irse y me siento impotente”, afirma.

Para Cochón ese es el gran riesgo de la fuga de cerebros: “Se ha invertido mucho en formar a profesionales cualificados y ahora puede perderse para siempre todo ese capital. No hay que temer su libre circulación, pero el saldo para España debe ser positivo al final”. Sánchez Montalvo considera que las consecuencias de esta crisis son imprevisibles: “La recesión del 83 duró cinco años; la del 92, cuatro; pero esta va camino de batir récords y cuanto más tiempo pasas fuera, más desconectado estás y más difícil es el retorno”.

Fuente: El País

lunes, 19 de marzo de 2012

Las personas con mayor inteligencia emocional afrontan mejor el estrés laboral

Un estudio de la Universidad de Jaén (UJA) ha comprobado que las personas con mayor inteligencia emocional son capaces de afrontar mejor los estados de estrés laboral y conseguir manejar las situaciones de tal manera que no afecten tanto en la vida diaria.

Así lo ha informado este lunes la institución jiennense, que ha explicado que los investigadores, dirigidos por la profesora de Psicología Esther López Zafra, han constatado la relación entre la inteligencia emocional y el bienestar psicológico en un trabajo que ha sido publicado en una de las revistas de mayor impacto en Psicología, 'Journal of Happyness Studies'.

Los resultados del estudio indican que las personas con mayor inteligencia emocional se enfrentan mejor el estrés laboral. Para ello, han trabajado con los colectivos que están sometidos a mayor estrés laboral diario, las ramas de sanidad y docencia.

"La inteligencia emocional es un concepto que se centra en las emociones más allá del ámbito afectivo y cognitivo, ya que no sólo nos regimos por lo que pensamos, muchas veces lo hacemos por emociones. Se ha demostrado que hay personas más inteligentes emocionalmente, que son capaces de regular las emociones, tanto las propias como las de los demás, y que esto les permite afrontar mejor el estrés y las dificultades", ha precisado López Zafra.

El estudio ha comprobado, a través de modelos de ecuaciones estructurales, las relaciones que se establecen entre las variables establecidas. Además, el equipo está desarrollando un programa de intervención que enseña a trabajar mejor en situaciones de sobrecarga laboral y ayuda a los trabajadores a adaptarse en distintos ámbitos. Para este fin, han elaborado diversos talleres en los que se trabaja con percepción, comprensión, facilitación y regulación de las emociones, con los que se entrena la inteligencia emocional.

"Por primera vez se ha aplicado este concepto al ámbito organizacional, y los resultados obtenidos indican que el trabajador rinde más y tiene mejores relaciones con los compañeros, lo que se traduce en una vida laboral y personal más saludable", ha destacado la investigadora.

En definitiva, los científicos jiennenses han ampliado el análisis de la inteligencia emocional a diferentes colectivos en los que antes no se trabajaba, tales como el ámbito penitenciario, con presos por violencia de género, ámbito organizacional trabajando con líderes, o ancianos residentes. Asimismo, han adaptado y validado nuevos instrumentos que ya existían en lengua inglesa, pero no en español, gracias a un proyecto del Plan Propio de Investigación de la UJA, dándole potencia metodológica a este concepto.

Fuente: Yahoo Noticias

viernes, 16 de marzo de 2012

Fortalecer nuestro cerebro

¿Podemos ser más inteligentes en el trabajo, el amor y la vida? Los adelantos científicos ofrecen maneras comprobadas para aumentar la materia gris. Entrenamiento mental para agudizar la memoria; ejercicios aeróbicos para conservar la materia gris; meditación para agudizar las conexiones entre razón y emoción. 

Todo suena muy bien, pero hay algo que siempre nos ha molestado acerca del creciente número de estudios que supuestamente indican la mejor manera de fortalecer el cerebro: no llegan demasiado lejos. Los ejercicios para mejorar la memoria son mejores para el cerebro que los reality shows, pero lo más que vamos a lograr es acceder más fácilmente a conocimientos ya existentes y dispersos por la corteza cerebral. Si no hay información, no habrá ejercicio mental que valga para entender por qué funciona el sistema de la Reserva Federal, por qué los confederados perdieron la Guerra Civil, cuál es la relevancia de Las señoritas de Aviñón de Picasso, o por qué Word se cerró repentinamente —por no mencionar el tipo de información que podría mejorar significativamente nuestra vida cotidiana—. ¿No sería maravilloso para entender mejor y recordar más todo cuanto leemos y escuchamos; aprender —y retener— nuevas habilidades que mejoren nuestras perspectivas de empleo (¡presentaciones de PowerPoint!); y conectar fragmentos de conocimiento que, por ejemplo, nos ayuden a discernir los intereses del jefe?

Eso es justo lo que todos queremos: saber más, entender profundamente, ser más creativos, retener nuestras lecturas, visualizar conexiones que son invisibles para los demás —no sólo sacar provecho a lo que ahora llevamos entre los oídos, ser en suma, más inteligentes. Si elevamos la apuesta mental, podremos seleccionar los datos más significativos del informe anual de la empresa;
percatarnos de inmediato de cuándo un vendedor o publicista trata de engañarnos (¿Aumentar la estructura molecular del agua y volverla más saludable para nuestros peces beta, como promete una embotelladora? Lo dudo); entender los estudios médicos relevantes para nuestros padecimientos; captar la significación de la crisis del euro para nuestros ahorros de jubilación, y tomar decisiones más inteligentes en el trabajo, el amor, y la vida.

A partir de las más recientes investigaciones en neurobiología y ciencias cognitivas, hemos extractado esta segunda entrega anual de la guía de Newsweek/Daily Beast para ser más inteligentes en este nuevo año, haciendo un revelador descubrimiento para 2012: el cociente intelectual, que durante mucho tiempo se creyó inmutable después de la primera infancia, puede, de hecho, elevarse. Y no en uno o dos insignificantes puntos. Según un innovador estudio publicado en la revista Nature, el CI puede aumentar hasta 21 puntos en un lapso de cuatro años —o caer hasta 18.

Un cociente intelectual alto nos concede más que el ingreso a Mensa y el derecho de presumir en citas virtuales. El cociente intelectual, medido con una serie de pruebas de memoria operativa, habilidades espaciales y reconocimiento de patrones (entre otras), recoge una amplia gama de habilidades cognitivas, desde espaciales hasta verbales, analíticas y más. Y 20 puntos es "una gran diferencia", afirma Cathy Price, científica cognitiva y la directora de la investigación de la londinense University College. "Si alguna persona pasaba de un cociente intelectual de 110 a uno de 130, dejaba de ser un individuo ‘promedio’ para convertirse en ‘dotado’. Y por el contrario, si caía de 104 a 84, pasaba de la ‘media alta’ a ‘inferior a la media’". Aunque su estudio consistió de voluntarios de 12 a 20 años, Price señala que, frente a los recientes descubrimientos sobre la capacidad del cerebro para cambiar —propiedad denominada neuroplasticidad— y crear nuevas neuronas aún a los 60 y 70 años, los resultados de su investigación son válidos para cualquiera. "Considero que el desempeño en las pruebas de cociente intelectual puede cambiar significativamente [también] en la edad adulta", sentencia. "El mismo grado de plasticidad puede estar presente toda la vida".

En el estudio recién publicado, Price y colegas documentaron que los cambios de CI están vinculados a modificaciones estructurales del cerebro. En 39 por ciento de los sujetos cuyo CI verbal cambió de manera significativa, los escaneos cerebrales antes y después del estudio mostraron una modificación correspondiente en la densidad y el volumen de sustancia o materia gris (número de neuronas) en una región de la corteza motora izquierda que se activa al nombrar, leer y hablar. En contraste, en 21 por ciento que tuvo un incremento o una caída del CI verbal (solución de problemas no relacionados con el lenguaje, como el razonamiento espacial), la densidad de sustancia gris en el cerebelo anterior —asociada con el movimiento de la mano— reflejó un incremento o una reducción equivalente. Aunque podría pensarse que las destrezas motoras y cognitivas son tan disímiles como el agua y el aceite, numerosos estudios han revelado que el desarrollo de las habilidades sensorio-motrices pueden reforzar las cognitivas. Nadie sabe cómo sucede esto, a ciencia cierta, pero se postula que los dos sistemas cerebrales están más interconectados de lo que creemos. Así que aprenda a tejer, escuche música clásica, o haga malabares: es posible que aumente su cociente intelectual.

A pesar de que ejercitar la memoria a corto plazo (en esencia, el cuaderno de notas del cerebro) se considera meramente uno más de los componentes del CI general, investigaciones recientes demuestran que, en realidad, puede ser la palanca para elevar nuestra inteligencia. En uno de los hallazgos más sorprendentes de la investigación sobre inteligencia, en 2008, un grupo de la Universidad de Michigan encabezado por Susanne Jaeggi demostró que la memoria a corto plazo puede ser el fundamento más importante para la inteligencia pura. En su estudio, entrenaron voluntarios adultos en una difícil tarea de memoria a corto plazo: escuchar una secuencia de letras mientras miraban, simultáneamente, una serie de pantallas de computadoras que presentaban un cuadrado azul en diferentes ubicaciones. Se pidió a los voluntarios que identificaran si la letra pronunciada o la ubicación del cuadro correspondían a la de las pantallas presentadas con anterioridad. Cuanto más practicaban y agudizaban su memoria a corto plazo, mucho mayor era la mejoría de la forma más pura de potencia cerebral, la inteligencia "líquida" —es decir, la capacidad de los voluntarios para razonar y resolver problemas independientemente del conocimiento previo (el segmento de razonamiento de la prueba utilizó algo que se conoce como matriz progresiva: visualizar tres configuraciones geométricas y elegir, entre numerosas opciones, aquella que mejor se adecuara al patrón)—. En junio, el equipo de Michigan obtuvo los mismos resultados que niños en edad escolar, revelando que el entrenamiento de la memoria aumenta la inteligencia pura y por tanto, es la mejor manera de elevar el CI.

"Hay cierta controversia en cuanto a que el entrenamiento cerebral pueda mejorar la cognición", comenta el neurocientífico Eric Kandel, de la Universidad de Columbia quien, en el año 2000, compartió el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre las bases celulares y moleculares de la memoria. "Pero si realmente se ejercita la memoria —por ejemplo, memorizando poesía, como los sonetos de Shakespeare— es posible mejorar algunos aspectos de la función cognitiva".

Las neuroimágenes ofrecen pistas sobre la manera como los ejercicios de memoria mejoran la inteligencia pura. Durante el entrenamiento de memoria, los escaneos cerebrales revelan que varias regiones (corteza lateral prefrontal, corteza parietal inferior, corteza cingulada anterior, y ganglios basales) se vuelven más activas, sugiriendo que están involucradas en la memoria. Esas mismas regiones también entran en acción cuando el cerebro razona y piensa. "Aunque tengo ciertas reservas, me parece que estos estudios nos están mostrando efectos reales", dice Jason Chein, psicólogo de la Universidad de Temple quien, en sus investigaciones, encontró que los adultos entrenados cuatro semanas en una compleja tarea de memoria operativa manifestaron mejoras significativas en la comprensión de lectura.

El secreto de estos beneficios es el "entrenamiento intensivo", dice Kandel —lo contrario a los remedios cerebrales rápidos como comer arándanos o tomar jugo de granada—. La inteligencia es consecuencia de tener más neuronas y sinapsis (conexiones entre neuronas), así como el aprendizaje sólo es posible si se crean nuevas neuronas (neurogénesis) y sinapsis.

Otro elemento cerebral que debemos entrenar para aumentar nuestro cociente intelectual es la atención. Los neurocientíficos han demostrado, una y otra vez, que la atención es condición indispensable para el aprendizaje y por tanto, para potenciar la inteligencia. Sólo prestando atención podemos recordar el nombre del chico guapo que nos presentaron en una fiesta. Asimismo, los efectos en la atención explican por qué algunos estimulantes nos permiten recordar (de allí su popularidad entre los estudiantes que se preparan para un examen). La razón es que ambas sustancias elevan los niveles cerebrales de dopamina, neurotransmisor que produce sensaciones de motivación y recompensa, las cuales facilitan la tarea de concentrar la atención. Del mismo modo, se demostró que los juegos de acción y estrategia, como Space Fortress o Rise of Nations, contribuyen a mejorar la memoria y la atención. Otra forma de alcanzar el mismo objetivo, dice Price de UCL, es "la pasión". Si no nos interesa lo que estamos leyendo, viendo u oyendo, no podremos retenerlo.

Aunque mejorar el cerebro requiere de mucho trabajo, la buena noticia es que hay algunos medios que facilitan la tarea. Los "aeróbicos cerebrales" son tan beneficiosos como las abdominales. Caminar 30 minutos diarios, cinco veces por semana, estimula la producción de BDNF (siglas en inglés del "factor neurotrófico derivado del cerebro"), molécula que estimula la creación de las nuevas neuronas y sinapsis que subyacen al aprendizaje. Luego de revisar numerosos estudios de neuroimágenes, un grupo de investigadores dirigido por Arthur Kramer, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, mostró que el ejercicio aumenta la sustancia gris en la región del hipocampo encargada de procesar nuevos conocimientos y almacenarlos permanentemente en la corteza frontal. Tal vez esto no eleve directamente el CI —la inteligencia pura—, pero rellenar la corteza con información adicional nos vuelve más conocedores.

Si la caminata de media hora nos fatiga, estupendo: la siesta no sólo restablece el poder cerebral óptimo en estado de vigilia, sino que también lo aumenta, como reveló un estudio de 2010, dirigido por el profesor de psicología Matthew Walker y sus colegas de la Universidad de California, en Berkeley. Los estudiantes que tomaron una siesta de 90 minutos a las 2 de la tarde, después de una tarea que hizo grandes demandas del hipocampo —aprender los nombres de unos 120 rostros nunca vistos—, retuvieron más información que los voluntarios que no hicieron siesta. Aún más sorprendente, después de la siesta también memorizaron más pares de nombres-rostros al reanudar el experimento a las 6 p.m. "Los que permanecieron despiertos experimentaron un deterioro en su capacidad de memoria, mientras que la siesta restableció esa capacidad a niveles aun más elevados", explica Walker. Así que, felicitaciones a Nike y la infinidad de empresas de Silicon Valley —como Google— que proporcionan salones de siesta a sus empleados.

Los electroencefalogramas —electrodos que registran la actividad cerebral— nos revelan lo sucedido. La cantidad de impulsos de sueño que experimentamos durante la siesta (descargas de actividad eléctrica que Walker llama "descorches de champaña en el cerebro"), predice cuánto podría mejorar nuestra capacidad de aprendizaje al despertar. En su opinión, los husos del sueño indican la actividad del hipocampo mientras transfiere información para almacenarla permanentemente en la corteza. Es como el transferir datos desde una memoria USB al disco duro, operación que "consolida la información descargada para almacenarla a largo plazo y, al mismo tiempo, libera la capacidad para asimilar nueva información: el aprendizaje", explica Walker. Cuanto más eficaz sea la transferencia de información del hipocampo (memoria operativa) a la corteza, mayor será la información a la que podremos acceder cuando lo necesitemos.

Incluso sin siesta, el cerebro puede encontrar el tiempo de descarga que necesita, algo conocido como "red en modalidad default" —en esencia, la actividad cerebral que se produce cuando nos entregamos a la ensoñación en estado de vigilia o dejamos la mente en blanco—. Con base en imágenes de resonancia magnética (MRI) científicos de la Universidad Tohoku, Japón, midieron el flujo sanguíneo cerebral de 63 voluntarios que mantuvieron la mente en blanco. En el artículo publicado en la edición de noviembre de la revista PLoS One, los investigadores informaron que los individuos con más afluencia sanguínea en la sustancia blanca (que conecta las neuronas entre sí) obtuvieron una mayor puntuación en la tarea de generar nuevas ideas. Dado que la creatividad estriba en establecer conexiones que otros pasan por alto, es lógico que el aumento de actividad en la sustancia blanca, mientras el resto del cerebro permanece en modalidad default, favorezca la creatividad. Así que guarde su BlackBerry y permanezca ocioso.

¿La hiperactividad se lo impide? Entonces, vaya con todo con una inyección de cafeína. Aunque no nos vuelve más creativos, el café agudiza nuestras facultades mentales, como atestiguan miles de millones de adictos a la oscura infusión. En 2011, la revista Nature Neuroscience publicó un artículo que respalda esta opinión, revelando que la cafeína fortalece las conexiones cerebrales en ratones de laboratorio. Los roedores que recibieron inyecciones de cafeína equivalentes a dos tazas de café manifestaron una actividad eléctrica más intensa en las neuronas de una región del hipocampo denominada CA2, señalan Serena Dudek y sus colegas del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental. Y mayor conectividad se traduce en mejor aprendizaje y memoria.

En el caso de las funciones cognitivas superiores, la estrategia de más sólida evidencia es también la más difícil: aprender un segundo idioma. Cuando alguien domina dos idiomas y tiene que elegir entre, digamos, español o francés, los circuitos corticales donde residen las dos lenguas se activan y la corteza prefrontal interviene para elegir la palabra adecuada para las circunstancias —por ejemplo, hombre u homme—. La corteza prefrontal también es asiento de las funciones superiores y el ejercicio del bilingüismo fortalece habilidades que incrementan el CI, como resolución de problemas y cambio de atención, informa la científica cognitiva Ellen Bialystok, de la Universidad de York, Canadá. Más aún, en febrero pasado, Bialystok y sus colegas anunciaron que este entrenamiento puede retrasar la aparición de la demencia hasta cinco años.

Todo ejercicio mental, por no hablar del bilingüismo, requiere tiempo y por ello todos queremos creer que es posible aumentar la inteligencia con ciertos alimentos. Después de todo, ¡es fácil comer! Sin embargo, un análisis de cientos de estudios, realizado en 2010 por investigadores del Centro Duke de Prácticas Sustentadas en Evidencias, halló que muchas de las recetas más publicitadas para mejoramiento cognitivo son un fracaso. Los complementos de vitaminas B6, B12, E o ácido fólico de nada sirven para preservar la función cognitiva, y mucho menos mejorarla. Las evidencias no son mucho mejores para la dieta mediterránea. En términos generales, aún no disponemos de pruebas fiables de que los alimentos ricos en antioxidantes o flavonoides mejoren la inteligencia, aunque los científicos cifran esperanzas en numerosos alimentos e ingredientes exóticos. Por ejemplo, algunos estudios pequeños sugieren que la cúrcuma (especia común en la cocina india) y el jugo de granada pueden mejorar la memoria u otras funciones cognitivas.

Aun así, todo se reduce al ejercicio cerebral. Entrenar la memoria; tomar cafeína; descansar y hacer acondicionamiento aeróbico; realizar ejercicios computarizados para mejorar la atención; y seguir un régimen de lectura, observación y acción interrumpido con suficiente tiempo de inactividad mental: todo promete volverlo más inteligente en 2012 y años posteriores.

Fuente: Newsweek

miércoles, 14 de marzo de 2012

El cerebro del futuro

José María Bermúdez de Castro
Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, Burgos.
 
En muchas ocasiones se me ha preguntado sobre el aspecto que los miembros de nuestra especie tendremos en el futuro. Se suele asumir de manera intuitiva que nuestro cerebro podría llegar a ser bastante más grande dentro de varios milenios. Esta asunción se basa en el hecho cierto de que durante la evolución del género Homo nuestro cerebro ha multiplicado casi por cuatro su peso y tamaño con respecto al de los chimpancés. Por supuesto, estamos de acuerdo en que somos más inteligentes que estos primates, aunque debe quedar claro que el gran tamaño del cerebro humano no es el único argumento para explicar el mayor desarrollo de nuestras capacidades cognitivas. Lo veremos en la próxima columna.
 
Somos primates muy encefalizados, entendiendo por ello que el tamaño de nuestro cerebro es muy elevado con respeto al corporal. Sin embargo, los investigadores Jeremy DeSilva y Julie Lesnik, de la Universidad de Michigan, han demostrado que Homo sapiens sigue la misma ley biológica que todos los primates catarrinos del “Viejo Mundo”: macacos, babuinos, chimpancés, gorilas, etc., en el sentido de que el tamaño del cerebro de los recién nacidos presenta una correlación muy alta con el de los adultos. Nuestro caso no es especial, sino que encajamos perfectamente en la recta de regresión que se puede construir con los datos de todas estas especies. Nuestros recién nacidos tienen el peso cerebral (unos 380 gramos, en promedio) que les corresponde para el peso del adulto (unos 1.350 gramos, en promedio).
 
Con estos resultados podemos concluir que el cerebro de los adultos de nuestra especie podría llegar a tener un mayor tamaño en el futuro, caso de que nuestros recién nacidos nacieran con un cerebro más grande. Pero todos conocemos los problemas y riesgos obstétricos que tenemos en la actualidad. El tamaño del cerebro de los recién nacidos ha llegado al límite de sus posibilidades para la constitución anatómica (tamaño y forma de la pelvis) que tienen las mujeres en la actualidad. Exploremos pues otras posibilidades.
 
Tenemos un periodo de desarrollo notablemente más prolongado que el de macacos o chimpancés, en el que el cerebro tiene la oportunidad de crecer mucho más. El cerebro de Homo sapiens podría crecer en el futuro, bien mediante la prolongación de la infancia y la niñez, bien por un incremento de la velocidad de crecimiento de los tejidos neuronales. Sin embargo, es muy importante recordar que el cerebro es un órgano muy caro en términos energéticos y que consume el 20% de la energía metabólica del organismo. Un cerebro más grande supondría un gasto adicional que tal vez nuestra especie no se puede permitir en un planeta donde una gran parte de la humanidad no tiene cubiertas sus necesidades alimenticias elementales.

Hace un par de semanas especulaba sobre una cuestión que suele despertar la curiosidad y la inquietud de no pocas personas: ¿tendremos en el futuro un cerebro mucho más grande que en la actualidad? Doy por supuesto que hablamos de un futuro muy lejano, de bastantes milenios. La respuesta es afirmativa y existen mecanismos biológicos para lograrlo. Quizá el más plausible consiste en prolongar la infancia y la niñez y disponer de más tiempo para el crecimiento cerebral. Sin embargo, el gasto energético empleado tanto en la prolongación del desarrollo como el mantenimiento y funcionamiento del órgano más costoso de nuestro organismo pone en serias dudas la posibilidad de que el cerebro siga incrementando su tamaño.
 
Por descontado, el trasfondo de la pregunta plantea la posibilidad de que nuestra inteligencia y capacidades cognitivas continúen aumentando, como durante los últimos dos millones de años. En este punto, es importante recordar que, además de un incremento considerable del tamaño cerebral con respecto a las primeras especies del género Homo, también hemos ralentizado el desarrollo de los tejidos cerebrales. Nacemos con un cerebro tan grande como el de los chimpancés adultos (350-380 gramos), pero apenas somos capaces de llorar y gemir para llamar la atención de nuestra madre. Tardamos muchos años en lograr la plenitud de nuestras capacidades cognitivas, un hecho ventajoso para la especie puesto que podemos asimilar una enorme cantidad de información durante más tiempo.
 
Por otro lado, durante la evolución del género Homo no sólo hemos aumentado la cantidad de neuronas que forman parte del neocórtex, sino que se ha multiplicado el número de conexiones entre la células cerebrales y la complejidad de los árboles dendríticos que forman la red neuronal. Un desarrollo ralentizado unido a la posibilidad de incrementar la conectividad de las neuronas representan un mecanismo tremendamente eficaz para lograr un cerebro con mayores capacidades cognitivas, sin necesidad de aumentar el tamaño.
 
En conclusión, me atrevería a predecir que los humanos del futuro podríamos llegar a tener un cerebro más complejo, pero de un tamaño similar al actual. Claro que tanto los grandes logros de la humanidad como sus grandes miserias están en relación directa con el mayor grado de inteligencia logrado sobre todo por nuestra especie. Y me temo que el aspecto negativo está ganando por goleada. Así pues, cuando se me pregunta sobre el aspecto físico de la humanidad en el futuro tengo que hacer grandes esfuerzos para responder con optimismo y confiar en que aún nos queda mucho tiempo para seguir evolucionando.

Fuente: Público
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