sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Qué le pasa al cerebro cuando dormimos? (Parte II)

Dulces sueños… creativos.



Comentábamos en el post anterior la existencia de los sueños reveladores, como los que tuvieron Kekulé o Gandhi para dar con una idea genial. Y es que cuando dormimos, entramos en un estado de inconsciencia inusual, que se sale de los patrones habituales de búsqueda de soluciones, lo que puede ayudarnos a resolver problemas. Cada noche destinamos unas dos horas a inventar historias. Es en la fase REM, el sueño más profundo. Gracias a las tecnologías de neuroimagen se ha podido ver que las áreas del cerebro implicadas en los sueños son las asociadas a las imágenes visuales y a la percepción del movimiento.

También algunas zonas del cerebro más profundas vinculadas con las emociones. En cambio, tal y como explica la psicóloga de la Universidad de Harvard Deirdre Barret, el córtex prefrontal dorsolateral apenas registra actividad; y esta parte está relacionada con la acción deliberada, la evaluación de lo que es lógico y socialmente apropiado. Barret ha investigado durante una década la función de los sueños y en un estudio presentado en la Association for Psychological Science, señala que son siempre muy visuales y contiene una línea argumental que resulta casi siempre ilógica. Para esta psicóloga, “el sueño es en realidad otra forma del pensamiento, una que tiene lugar en un estado ligeramente diferente al que posee esta función cuando estamos despiertos. Aunque estemos soñando, seguimos trabajando para resolver los mismos problemas que nos acosan cuando estamos con los ojos abiertos”, explica.

En 1972, un investigador de la Universidad de Standford, William Dement, le pidió a 500 de sus estudiantes que una noche dedicaran 15 minutos, justo antes de irse a dormir, a intentar solucionar una serie de rompecabezas y que dejaran uno sin resolver para consultar con la almohada. Al día siguiente, de todos los estudiantes, 87 habían soñado con los rompecabezas y siete de esos lo habían resuelto... ¡en sueños! Neurocientíficos como Deirdre Barret apuntan a que quizás sea así porque las áreas que restringen el pensamiento a la lógica habitual y a aquello que nos es familiar apenas están activas al dormir. Eso permite que la mente explore otros caminos, que recurra a opciones no contempladas. Puede que ahí esté la clave de la creatividad y que los sueños sean una forma de adentrarse en ella. “Los científicos están viendo que la creatividad consiste en establecer conexiones donde nunca antes otros las han trazado”, indica Ricard Solé, físico e investigador Icrea de la Universitat Pompeu Fabra. Quizás, podríamos intentar consultar con la almohada un problema antes de dormir. Es posible que no ocurra nada y nos levantemos con las incógnitas con que nos acostamos. Pero, quién sabe, quizás por la mañana, enredada entre algún sueño, encontremos la solución.

Fuente: La Vanguardia

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